lunes, 30 de diciembre de 2013

Feliz año

En el mundo del trabajo, y en algunos otros mundos anteriores (de los que también disfruté), siempre que había que programar un trabajo en equipo, yo llevaba por escrito lo que iba a proponer, defender o priorizar.
Luego, lo que yo escribía durante aquellas reuniones, eran todo menos un “acta fidedigna” de lo ocurrido. Quizás eran mucho más fidedignas que las oficiales, quizás tenían más verdad dentro, pero nunca he ido tomando acta de lo sucedido. Posiblemente por pura vagancia y aburrimiento.
Así que os podéis imaginar el vértigo que ahora me entra, si pienso en recoger (como si fuera un acta del año trascurrido) lo más interesante de este año que acaba. Pero, me apetece. Y recuerdo, sin rubor, que aquellos apuntes eran “sabrosos” y, a quienes los conocieron, muy poquitos y escogidos, siempre (bueno, casi siempre) les parecieron disfrutables. Así que no esperéis balances, capaces de soportar cualquier auditoría interior o exterior.
Repaso sólo las impresiones que ahora llenan mi retina cuando miro para atrás a los meses anteriores, tratando de no aburriros y de dejaros espacios para que las completéis.
A nivel estrictamente personal, 2013 ha sido el año en que he dejado definitivamente de trabajar. Allí, en el trabajo, había mucho de bueno. Pero, fuera os puedo asegurar que no se vive nada mal.
A nivel familiar, tres acontecimientos: los jóvenes de la familia trabajando de forma estable (que es un acontecimiento superlativo), la muerte de Noa, y casi un año entero de inmersión en Medina. Medina es un medio muy distinto del que yo conocía. Sin duda, hay cosas similares a la gran ciudad, pero las diferencias son tan considerables: lo rural ahí alrededor, una ciudad pequeñita, el río por contraste con el mar,  un entorno mucho más “tradicional”, Castilla.
Y,  enmierdándolo todo, tres rasgos insoportables: paro, recortes y corrupción.
Deseemos todos juntos que los corruptos vayan a la cárcel o, quizás mejor, a trabajos sociales (y ya pensaremos cuáles), que el dinero que se les requise (todo lo que tengan) se emplee para desrecortar todo lo recortado. Y, como aún sobrará, que todos los que quieren trabajar puedan hacerlo de manera digna.
El resto será más fácil y, cuando acabe 2014, nadie querrá hacer demasiados balances, porque, cuando las cosas van bien, no se hacen.
No hacen falta.
Feliz 2014… y 2015, 2016



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