martes, 26 de junio de 2012

"La vieja dama"


Acabo de llegar de Otxar. Hemos estado preparando una grabación para la radio. Se trata de “leer” “La visita de la vieja dama” de F. Dürrenmatt. Cuando la emitan, os lo comunicaré por si queréis oírla.
“La vieja dama tiene el dinero suficiente para comprar lo que quiera: las fábricas, los campos, las casas, el tren, la conciencia, el tiempo, los valores morales, la libertad,… todo.
Es capaz de crear crisis económica y posee los mecanismos precisos para solucionarlas. A cambio pide que los ciudadanos de una apacible y empobrecida ciudad se sumerjan en una crisis moral de la que nunca lograrán salir. ¿O sí? Quizás un día olviden que la solución de su crisis económica necesitó la complicidad de todos ellos en el asesinato.
Es una obra cruel. Nadie se salva. Es una obra clásica desde que se escribió en los 50 del siglo pasado. Porque en ella, en las muchas lecturas distintas que de ella se pueden hacer, siempre quedamos involucrados. Porque habla de ti y de mí.
Cuando he llegado a Otxar he preguntado por la situación de la Escuela en la que durante tanto tiempo trabajé (y aún sigo siendo parte de su personal). Así que he sabido (ratificado, más bien) que la crisis se va a llevar por delante a varios de los que fueron mis compañeros de trabajo. Estaba anunciado, pero eso no significa que no lo sienta.
Supongo que habrá mucha gente doliéndose de la situación: los que han tenido que tomar la decisión, los que contemplan su impotencia ante el descalabro,… Pero, sobre todo, los que sienten que se quedan sin trabajo, que no volverán a formar parte de un grupo de educadores que funcionaba.
A ellos es a los que ofrezco mi abrazo, mi apoyo y esta pequeñísima reflexión: que nadie compre vuestra libertad, vuestro amor a los más débiles, vuestro compromiso con la eliminación de las injusticias, vuestras ganas (hoy doloridas) de vivir vuestra vida como educadores.
A todos os deseo un feliz verano. Y la “sabiduría”, adquirida a base de mucho tiempo y algún disgusto, de que hoy no se acaba la historia, ni la vuestra ni la del mundo. Algún día podremos con todas “las viejas damas”

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