domingo, 17 de junio de 2012

"Expatriados"


Ya en Bilbao. Tengo pendiente comentar alguna de las últimas lecturas, así que aprovecharé un ratito de la mañana de este domingo sin playa.
Los que entráis en los escasísimos comentarios de los lectores de este blog quizás recordéis que el pasado 18 de abril Belén nos recomendaba leer “Expatriados” de Chris Pavone.
La novela de espías, tan cercana a veces a la mala novela de ciencia ficción (véase, si no, a Iam Fleming, el del 007, por si no os suena), esa novela, digo, no cuenta entre mis primeras preferencias.
Sobre preferencias y gustos no hay nada escrito, al menos nada que sea sagrado para mí. A uno le gustan unas cosas y a otros otras. A veces, el gusto hay que educarlo, sólo para tener un mayor abanico de sabores, porque de lo contrario no hacemos sino limitarnos. Así que mis preferencias en la ficción y mis gustos son míos. Y no tiene por qué ser compartidos.
Volvamos. Así, de pronto, diría que, fuera de Graham Greene y de Jhon Le Carré, no conozco más novelas de espías. Ambos me han hecho disfrutar de interesantes y profundas historias. Pero, para mí, fuera de ellos no hay novela de espías. Pura ignorancia por mi parte, supongo.
Chris Pavone no es ni uno ni otro. “Expatriados” me ha parecido una novela enmarañada y previsible. Los saltos que da en el tiempo, mostrándonos diferentes épocas de la vida de la protagonista son excesivos. A veces sólo se usan para romper el hilo de la historia cuando llega a interesarte. Y el corte rompe el interés. Es muy reiterativa en las dudas de la protagonista. Llegamos a conocerlas de memoria. Y, por demás, esa maraña de personajes y hechos permanece siempre ajena a los intereses económicos o políticos que pueden estar moviéndolos “en la sombra”.
Los personajes me parecen increíbles y, desgraciadamente, pueden llevar a un lector ingenuo a justificar –por simpatía- tanto el asesinato impune por parte de los miembros de fuerzas ocultas e incontroladas (CIA, FBI, INTERPOL), que a nadie deben dar cuentas, como esa estúpida forma de ser “mujer-florero”, madre o ama de casa a tiempo completo con libertad para gastar en las tiendas más caras, los viajes más interesantes, o los restaurantes más exquisitos.
A pesar de todo lo dicho (más propio de un best seller, que de una buena novela, siempre en mi apreciación) se salva la intriga que va creciendo, el suspense que aumenta, los “retortijones morales” de la protagonista y la agilidad de la escritura.
“Expatriados” puede resultar una de esas lecturas que, sin más pretensiones, nos ayuden a “pasar el rato” en la playa o antes de que se nos cierren los ojos en la siesta.

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