lunes, 20 de febrero de 2012

No a la Reforma laboral


Si alguien no lo vió el pasado domingo (o sea ayer) os dejos aquí el link del programa "Salvados" de Jordi en la sexta. Aguantad la respiración hasta el final:  http://www.lasexta.com/lasextaon/salvados/completos/salvados__reforma_a_la_alemana/582853/1

En plena concordancia con tolo anterior, me he leído “La llorona”, de Marcela Serrano.
La Llorona es un personaje legendario, cuya leyenda se ha difundido por varios países de Hispanoamérica. Se trata de una mujer que pierde a sus hijos y, convertida en un alma en pena, los busca en vano, turbando con su llanto a los que la oyen. Aunque hay muchas versiones de la historia, los hechos principales son siempre los mismos.
Marcela Serrano (Santiago, 1951) es una escritora chilena.
Se considera una "escritora tardía" —"comencé a escribir a los 38 y recién a los 40 publiqué mi primera novela"
Serrano ha sido siempre de izquierda y "ha estado comprometida con la realidad política de su país"; defensora de las reivindicaciones de su sexo, sostiene que "definirse feminista es definirse ser humano"
Escribió La llorona en 2008
 Novela breve, que se lee muy bien, rápidamente porque, además, es breve. Ahora que el tema de los bebés robados está en candelero, resulta interesante leer despacito algunas de las cosas que en ella se escriben. Os dedico cuatro perlitas:
“Ya saben, si algo distingue al paraíso es que en algún momento deja de serlo, todos somos expulsados de allí, tarde o temprano”
“Se supone que un delito debe ser expiado ante la sociedad y que la cárcel debería formar. Pero todo eso es patraña. Somos tan poco iguales los ricos y los pobres que ni los presidios son los mismos. A los militares se los llevan presos a los cuarteles, a los privilegiados a los hospitales y la cárcel termina siendo para los demás.”
Formamos esta organización [ para buscar a los hijos robados] porque ya al comenzar estábamos heridas de muerte. Nos ayudó luchar juntas. Pero, ¿qué pasa al final del camino, cuando se encuentra al ser perdido? Yo encontré a mi hija. ¿Qué harían cada una de ustedes en esta situación?
Pelear, respondió Jesusa.
Flor guardo silencio. Siempre dijo que prefería no encontrar a su hijo. Fue la única que se atrevió a decirlo. Que el daño sería inmenso. Que sustituir en su corazón el amor de los otros padres, el cuidado brindado, el hogar, no sólo era difícil. Era prejudicial.
La vida se me cortó en dos nuevamente, amigas, no quiero pelear.
Fue todo lo que dije.”
“Antes de cerrar los ojos, palpa el silencio con enorme place, como si de un cuerpo de hombre se tratara. No desea llenarse de palabras. ¿Quién dijo que el silencio es triste? ¿Quién te contó que se tiñe de los colores de la bruma? Alegre es el silencio”

Aprovechad lo que queda de Carnavales
 


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