Había que
leerla, ¿no?. Pues ya está. Leída. A ver si consigo que, desde una perspectiva
literaria, no me sigan alcanzando los coletazos de esta “memoria histórica” que
hay que reparar, completar, aclarar,…
“Mejor la
ausencia” de Edurne Portela, tampoco me ha gustado. Es cierto que se lee como
un tiro. La complejidad del relato ( a pesar de que la autora quiera envolverlo en un
misterioso suspense… que no consigue) es tan escasa que no necesita demasiada
atención.
Sus
personajes me han parecido excesivamente estereotipados, difíciles de creer
unos, otros excesivamente lineales. Y la extrema inestabilidad de la
protagonista, ese carácter de anti-heroína que parece revestirla, no llega a
encandilar ni a hacer que empaticemos con ella. Aunque es posible que éste sea
el mejor logro de la historia.
Luego está
ese afán de abarcar todas las miserias y las desgracias en un único núcleo
familiar (¿cuatro hijos en el Santurce de los años 80?), porque parece que tiene
obligación de universalizar en un grupo singular toda la historia. Una historia
que no llego a reconocer como mía… salvo en su geografía.
Es de
agradecer que esta vez la novela se quede en las 150 páginas.
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