martes, 11 de abril de 2017

Total Khéops

Llegué a Jean Claude Izzo y a Paco Camarasa de la mano de Txutxi  (a cada cual lo suyo) y, si mi memoria no me traiciona demasiado, en fechas cercanas entre sí, aunque ya lejanas de hoy.
Paco Camarasa fue, entre otras muchas cosas, el librero de “Negra y Criminal”, a cuyo blog estuve suscrito mientras duró y que, aun hoy, sigue mandándome noticias sobre novela negra de mucho interés.
Son muchos los autores a los que he llegado siguiendo sus consejos… aunque siempre me han estimulado más las recomendaciones de la librera.
Paco Camarasa acaba de publicar “Sangre en los estantes” , un más que interesante ensayo sobre la novela negro-criminal y sus autores y autoras, que os recomiendo encarecidamente.
En ese ensayo, Paco dice estos: “Si tuviera que recomendar un solo libro de novela negra (no confundir con novela policial) sería, sin duda, Total Khéops
Y yo que llevaba con ella varios meses en mi ebook, porque había decidido releer a Izzo, no he necesitado más.
Total Khéops es la primera parte (independientes las tres entre sí) de una trilogía que trascurre en Marsella, aunque hay quien llega a afirmar que Marsella, más que su entorno geográfico, es el verdadero protagonista. He vuelto  sobre ella y la he releído con mucho placer.
No tardéis mucho en embarcaros en el bote de Fabio Natale, el poli (el que me dio la primera noticia del Lavagulin), en el que encontraréis páginas de increíble ternura, muerte, corrupción, desprecio por cualquier valor humano, racismos, fascismo, drogas, armas, amistad, ganas de cambiar el mundo, … O sea, lo mejor de la novela negra.
Os dejo algunas de sus perlas:
“Nos habíamos hecho hombres. Desengañados y cínicos. Un tanto amargos también. No teníamos nada. Ni siquiera un CAP. No teníamos futuro. Sólo la vida. Pero la vida sin futuro era todavía menos que nada”.
“Por primera vez, preví que comprender quizá no fuera suficiente. Comprender es una puerta que se abre, pero no se sabe lo que hay detrás.”
“El blanqueo del dinero de la droga ayudaba al necesario reimpulso económico. Tanto patronos como políticos lo veían así”.
“Era siempre el final anunciado el que se cernía sobre nosotros. Bastaba con abrir los periódicos por la página de internacional o de sucesos. No hacían falta armas nucleares. Nos mataríamos los unos a los otros con un salvajismo prehistórico. No éramos más que dinosaurios, y lo peor es que lo sabíamos.”
“No confiaba ya en la justicia de mi país”.

“Me volvía loco. Había muerte por todos los lados. En mis manos. En mis labios. En mi boca. En mi cuerpo. En mi mente. Era un muerto viviente.”

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