lunes, 24 de octubre de 2016

Un minuto solidario

Primero me ha saludado educadamente y me ha llamado “caballero”. Después, tuteándome ya, me ha dicho:”¿Tendrías un minutín?”.
Así: “minutín”. Vamos un minuto pequeño, de los que ni siquiera llegan a los 60 segundos.
Casi me pone en un aprieto porque yo no sabía si de esa medida de tiempo me quedaba alguno o no, pero, en cuanto le he visto la carpeta, he despachado la situación con un: “No, buenas tardes”, que no ha hecho falta ni medio minutín.
Y es que todas las carpetas son iguales. Las ONG de este país han debido unificarlas (lo mismo que los “uniformes” de sus cuestadores pagados –muy mal, por cierto por lo que yo sé), De esa forma les saldrá más barato encargar un montón de una sola vez y conseguir buenos descuentos.
No sé de qué ONG se trataba hoy. No me ha dado tiempo a verlo (que los minutines son muy cortos), pero la semana pasada puedo dar testimonio de que fui asaltado (tal como suena) por tres diferentes en un lapso de tiempo no superior a un par de horas (y me dio tiempo para hacerme una ecografía en el entretanto): AECC (Asociación Española Contra el Cáncer), Aldeas Infantiles y ACNUR.
Posiblemente andaban “calientes” después de los reportajes de Jordi Évole. Tanto que, sólo a su calor, soy capaz de comprender aquella maravillosa petición de uno de ellos: “¿tiene un minuto solidario?”. De esos tampoco tenía. Pero, su imaginación estuvo a punto de que me lo inventara.
Las calles de Bilbao me dan la sensación de haberse poblado de una nueva clase de mendigos. Y están consiguiendo que, al menos yo, me inmunice contra esa sensación que, todavía hoy a veces, me recorre cuando me acosan ideas sobre lo injusto de este mundo, lo desigual de las situaciones que nos han tocado vivir porque sí, la irresponsabilidad de nuestro consumo, la necesidad de soluciones ya,… Sensaciones de exceso de comodidad, de falta de compromiso. Sensaciones con las que posiblemente hay que vivir, con una cierta mala conciencia y a las que hay que dar respuestas desde ángulos bien distintos a esa conformista entrega de unos euros al mes.

Esperemos que no consigan adormecernos del todo.

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