martes, 23 de agosto de 2016

19 cámaras

Autor de Bilbao (bueno, de Basauri para ser más exacto, que a mí siempre me ha molestado que digan que soy de Bilbao), nuevo detective, más exótico aún si cabe, Bilbao, San Francisco y alrededores siendo más preciso, como marco del relato, novela negra ¿vasca?. ¿Qué más le puedo pedir a una novela para metérmela entre pupila y pupila?
Pues, quizás, hubiera podido pedir un poco más de calidad y de interés, un poco menos de simpleza y “folklore”, un poco más de “literatura”.

Junte usted cuatro tópicos sobre la novela negra y sus detectives, cuatro tópicos sobre la inmigración y otros cuatro sobre la prostitución. Añádale cuatro simplezas sobre el carácter de los vascos, su generosidad y su cachondeo de vida, cuatro rasgos cogidos con pinzas sobre la historia de los ahora barrios bajos de Bilbao (que no siempre), ponga un poco de salsa del Athletic y trate de mezclarlo con un poco de crítica a los malos de siempre y, en este caso, a la ertzaintza (y la policía nacional), empaquételo en una cierta pretensión de doblar los sujetos que relatan (el “detective” y el “controlador de las cámaras”, dios supremo que todo lo ve, lo vigila y lo sabe).

Cuando tenga los ingredientes listos puede usted escribir “19 cámaras”, tal como lo ha hecho Jon Arretxe. O algo que no se aleje mucho.
Dudo que me meta con la segunda entrega de Touré, el detective negro sin papeles. Y no será por racismo.

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