domingo, 8 de mayo de 2016

Defraude usted... si puede

Otro año más que no puedo defraudar a Hacienda. Llega el momento y me demuestran que lo saben todo de mí. Cada euro ingresado. Claro que no debe ser difícil, porque no son muchos.
Al menos no son tantos como para que alguno de les despiste. Y monto en cólera un año más por mi imposibilidad. Sólo algunos pueden.
Por lo que dicen los papeles y lo que han venido diciendo desde hace meses, para defraudar a Hacienda es preciso manejar mucha pasta. Todos los defraudadores tienen unos ingresos muy superiores a los míos: ¿veinte veces más?; ¿cien veces más?; ¿mil veces más?... Todos los defraudadores son gente “de posibles”. Posiblemente la misma frase al revés también será verdad (salvando alguna excepción): todas las gentes “de posibles” defraudan. (Gentes “de posibles”, como su propio nombre lo indica, son gentes que pueden).
Y al cabreo de no poder defraudar se añade ese otro que provoca el retintín de unos cuantos: “claro, pero, por lo que usted dice, si usted pudiera…”.
Es que no puedo. Y por mucho que hayan tratado de educarnos es que con la intención vale… Porque han tratado de hacernos creer, y muchos lo han creído, que somos tan defraudadores los que tenemos la intención de hacerlo como los que lo hacen. “Al fin y al cabo todos somos iguales” – nos dicen.
Pues no. No somos iguales Ellos se quedan con su parte de dinero dedicada al gasto común de los ciudadanos y yo no. Somos profundamente desiguales: ellos pueden y yo no.
Y lo único que exijo (inocente de mí, que se lo exijo a los desiguales, a los que sí pueden) es igualdad. Pero no quiero igualdad para que yo también pueda defraudar. Quiero igualdad para que ellos no tengan la posibilidad de seguir defraudando. Quiero que llegado este momento el cabreo llegue a todos, porque la imposibilidad sea universal.

A ver el año próximo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario