martes, 20 de abril de 2021

La señora Dalloway

 Me costó entrar en la novela. Tanto que la hubiera dejado de lado de no ser por la disciplina que impone el hecho de que la leía para una tertulia.

Revolviendo por la Red, después de leerla, encontré esto: “También es un libro que se debe recibir sin presiones, Cuando llegue el momento adecuado, se disfruta. Y, en caso contrario, siempre existirá la libertad de odiarlo” (En el blog “Al Actualidad Literatura)

Ahora puedo afirmar que la disciplina, esta vez, me condujo a buen puerto, que ha merecido la pena y que es una gran novela.

Posiblemente por el estilo, por las formas más que por su “contenido”. Esa mezcla de acciones y pensamientos, esos flashbacks, esos cambios de perspectiva-narrador que , sin romper la continuidad del relato, le permite dar la voz a un narrador omnisciente en tercera persona o a un narrador en primera en monólogo interior, enriqueciendo los puntos de vista de una misma acción, esas metáforas, …

“La señora Dalloway”, de Virginia Woolf narra un día en la vida de Clarissa Dalloway: cómo ella prepara y celebra una fiesta. Nada más.

Estamos en Londres, un día agradable del mes de Junio de principios del siglo XXI, poco después de acabar la Primera Gran Guerra. Y, en palabras del narrador, para conocer a Clarissa, o para conocer a cualquiera, uno debía buscar a la gente que lo completaba; incluso los lugares.".

No pasa nada, pero en ese no pasar nada, aparecerá la locura y la crueldad de la guerra, la banalidad de una clase social más pendiente de sus fiestas que de otra cosa, la poca importancia de la política de salón, los tipos de mujer que ya entonces se adivinan o que pueblan ese universo, la falsedad hipócrita de la aristocracia, las distancias sociales, la presencia de la extranjera, el amor no correspondido o no vivido hasta el final, la muerte. Y algunas otras cosas más.

Podéis descubrirlas. Merece la pena.

 

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