domingo, 17 de diciembre de 2017

Miel

Ayer a la noche la 2 de TVE puso una película realmente interesante. No diré si buena o no, pero sí que fue realmente interesante. Se trató de “Miel”, una producción italiana del 2013, dirigida por Valeria Golino, sobre una novela de Mauro Covacich.
La película se centra en la figura de una mujer joven (Miel), cuyo “trabajo” consiste en ser el eslabón vivible y “ejecutor” de un grupo privado que se dedica al negocio de asistir y procurar una muerte sin dolor y rápida a quien lo requiere. En la película lo llaman eutanasia, pero nunca es ella la que mata, sólo la que proporciona las condiciones para que lo haga quien así lo ha decidido. Por eso creo que más bien estamos ante el suicidio asistido.
Primer gran tema: ¿negocio privado o servicio público? O sea, el mismo tema que con la educación, la sanidad, o las pensiones de jubilación.
La ilegalidad (en la película) provoca que sea un negocio clandestino, por tanto sin control de nadie, sin condiciones, aunque se presente como un servicio a quien lo necesita (que puede que también lo sea).
Al pairo de ello, ¿quién puede permitirse semejante gasto? Porque las cantidades de dinero que parecen moverse son abultadas. El “servicio” no es nada barato. Y en la película se explicita que sólo unos pocos pueden acceder a él.
Otro ramillete de temas interesantes los va a sacar a la luz la pretensión de hacerse con uno de esos “servicios” por parte de una persona sin ningún mal físico, en perfectas condiciones mentales y corporales. Será él quién plantee con toda crudeza qué personas tienen derecho al suicidio asistido y quiénes pueden poner las condiciones requeridas.
Por último, un tercer capítulo de temas son los que giran en torno a los sentimientos, las reflexiones, los planteamientos íntimos de Miel, es decir del “facilitador”.
Si en Italia, el año 2013 se hace una película como ésta, debo sospechar que no será una casualidad y que ya estarán funcionando, en la clandestinidad, servicios de suicidio asistido, para quienes se lo puedan pagar. ¿No os recuerda –a los mayores- aquella situación que se daba en España en los años 70 con el aborto?
Si es así, no tengamos dudas de que por parte de los negociantes (nunca, ninguno de ellos va a querer perder su negocio) habrá toda clase de trabas, todas las presiones necesarias, ideológicas, económicas, logísticas, para que no se convierta en un derecho reconocido y, por tanto, en un servicio social.

Los que estáis interesados-preocupados por el tema de las pensiones de jubilación, no deberíais dejar de leer la última entrada del siempre recomendable blog de Imanol Zubero (https://imanol-zubero.blogspot.com.es/)

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