“La habitación cerrada”
es la novena entrega del detective Martin Beck, creado por Sjowall
Maj y Wahloo Per.
Durante mucho tiempo he pensado que la censura franquista nos
había birlado ocho de las entregas, después de dejarnos leer un par de ellas.
Pensaba yo que serían las más críticas con el sistema y, por tanto, (no sé por
qué) las mejores.
Hoy no tengo ni siquiera la duda. Aquellas dos (“Asesinato en
el Savoy” y “Los terroristas”) fueron las mejores, aunque me gustaría releerlas
para ver el efecto del paso del tiempo.
“La habitación cerrada” es una mala novela. Es un panfleto: un
panfleto anti policía y, en algunos momentos, anti sistema. Pero, en muy pocos
casos es lúcido, incisivo, inteligente,…
Cuando un autor coloca en cualquier página, venga o no al
caso, sus soflamas, simples, sin matices, contra lo que sea, está escribiendo
un panfleto.
Cuando un autor escribe una novela y prescinde de la
inteligencia del lector, de su capacidad para llegar allá donde quiere
conducirle basándose únicamente en la acción y, quizás, en tenues
insinuaciones, escribe una mala novela.
“La habitación cerrada –lo digo con la desilusión de un fan
contrariado- es más un mal panfleto que una novela negra digna. Y todos estos
problemas, supongo, debió tenerlos ya en los años 70, cuando fue escrita y no
publicada en castellano. El tiempo no habrá hecho en este caso más que
agudizarlos, exponerlos con mayor claridad a los ojos del lector.
A “La habitación cerrada” le sobran las mitad de las páginas,
le falta ligereza, se hace pesada, se lee hasta el final más a base de coraje, “de
codos”, que por el placer, el gusto de leer. Su doble escenario de maleantes y
policías, el misterio de un asesinato perpetrado en una habitación cerrada en
la que no se encuentran ni el arma ni el casquillo de la bala asesina, no
aportan –a mi modo de ver- nada a la novela negra. Una lástima.
Si hay por ahí algún otro nostálgico de Sjowall Maj y Wahloo
Per, mejor se queda en su nostalgia. Hay tanto por leer que “La habitación
cerrada” no se merece unas horas de su tiempo, de nuestro tiempo.
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