Siria, no cabe
duda, sigue siendo el tema más acuciante y más urgente del momento. Su
inminente bombardeo por los sherifs de este mundo no tiene parangón con lo que
nos pueda ocurrir por aquí.
Pero me vais a
permitir que me olvide un poco de ellos, porque un día como hoy (primer lunes
de septiembre) tiene muchas reminiscencias históricas. Recuerdos de la “vuelta
a la normalidad”. La normalidad… Pobres de nosotros.
Así que podría
contaros mi primer paseo del curso con el grupo de senderismo de los lunes: 14
kilómetros de agradable mañana desde Arminza a Plentzia. ¡Cómo os hubiera
gustado!
Sin embargo, cuando
he pensado en la normalidad hace un rato, me ha venido a la retina el último
edificio nuevo, recién construido, que pude ver ayer en un paseo por Santutxu:
han construido una escuela nueva, un edificio dónde sólo había una campa hace
unos meses. ¡Qué maravilla!
No sé cuántas
escuelas (edificios) públicas hay en este barrio, cerradas o infrautilizadas.
Alguna, seguro. Pues han hecho una más. Que los niños ya no cabían, porque el
índice de natalidad se ha disparado en este barrio, o porque los emigrantes no
sabían dónde mandar a sus hijos.
No os lo creáis.
Han sido presiones políticas satisfechas y no de los padres que luego
terminan mandando sus chavales a la EPO. No, han sido otros los “presionantes”
(¿o se dice los “presionadores”?). Y otra vez el dinero de mis impuestos tirado
en el mismo agujero. Siempre me toca pagar.
Ya me tocó en mis
años de trabajo: entonces construyeron un magnífico edificio y reformaron otro
con el dinero que salía de mi (y vuestro) trabajo. Y eso era muy fácil de ver
porque surgía un edificio, se reformaba otro y por parte de los dueños nadie metía
un euro (ni una peseta). Así que era sencillo adivinar de dónde salía el “capital”
necesario para semejante “inversión”.
Lo que sí es “normal”
(y dejémonos de rollos macabeos) es que un chabalejo (léase en tono simpático,
de compadreo y sin ningún ánimo de insultar, menospreciar o vejar) acabe de
firmar un contrato por el que va a cobrar lo mismo que cien (sí, cien)
profesores durante los próximos cinco años. Para que sepáis el valor moral de
ese tal os diré que ha renunciado a un 25% de su sueldo… para hacer posible el
otro 75%.
Os deseo, a todos
los que habéis empezado hoy el curso, la “vuelta a la normalidad”, que se os
haga breve y agradable. Y si un lunes os tropiezo en mi paseo os daré un abrazo
y os dejaré un rato el bastón para que caminéis a mi lado.
Debo rectificar respecto a la firma del contrato. Al final, Herrera se quedó sin contrato del United. Aunque pienso que eso no cambia en nada el sentido de la entrada.
ResponderEliminarOtro "chabalejo" habrá aprovechado el hueco.
Andrés