Es muy tarde. Algo
más de medianoche. Pero tenía que acabar una maravillosa novela de Murakami
antes de sentarme a escribir. No podía dejarla más tiempo.
Mañana os la
contaré. Esta semana está siendo la “semana del libro en papel”. He leído una
novela y me he comprado otras dos. Es que han publicado lo último de “mis” dos
autores: Márkaris y Padura. Que son otra buenísima razón para acabar la que
tenía entre manos y poder ponerme con ellos.
Hoy quería comentar
una par de curiosidades (¿curiosidades?).
Esta tarde he hecho
la matrícula para un curso de los que organiza el Ayuntamiento. Al terminar de
hacerla –cómodamente en mi casa a través de la web- el programa te ofrece el
abonaré que debes pagar. Hasta aquí todo correcto.
Luego viene lo
curioso. ¿Curioso? A estas “alturas de la democracia” sólo se puede abonar en
Kutxabank o en la BBK (o sea, lo mismo). Bueno, también puede pagarse vía on-line…
siempre que cuentes con una tarjeta de la BBK.
Si usted no es
cliente de la BBK, se la arregla como pueda. Y, por si usted no lo sabe, le
informo (esto lo sé yo que lo sufro todos los meses, no lo dice la web de “mi”
ayuntamiento) de que en Santutxu sólo puede hacerlo en una única sucursal y
antes de las 10:30 de la mañana.
Gracias, “mi”
ayuntamiento. Mañana madrugaré y haré cola (mucha cola, como siempre que hago
una gestión en esa sucursal), sintiéndome un ciudadano querido y respetado por
su ayuntamiento.
Más simpático
resulta lo que sigue. También esta tarde me he puesto en contacto con Euskaltel
(os recomiendo, si sois clientes, que lo hagáis un par de veces al año) para
revisar mi contrato de teléfono, televisión e internet.
Resulta que mi
contrato se correspondía con lo que yo necesitaba y no era interesante ningún cambio.
Pero, como he
llamado y no había nada que arrascar en orden a aligerar mi factura, resulta
que, amablemente, me han preguntado si quería que me regalaran durante seis
meses el coste (2´5€) de la televisión básica. Pues, esta tarde he ahorrado
15€. Así, sin más. Lo curioso (¿curioso?)
es ese “ya que ha llamado usted…”
Volviendo al
principio, los que estáis acostumbrados a leer libros en papel no os podéis
hacer ni idea de lo que pesan y lo incómodos que son.
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