Algunas noticias (= aquello que aparece en la
prensa) pueden mantener su “rabiosa actualidad” (se dice así) durante mucho
tiempo, meses incluso, o más. Si los sueldos o las pensiones suben un día, la
actualidad de la noticia día, al menos, todo un año; si un día leemos en la
prensa que Fulanito ha sido elegido representante del pueblo, eso dura, al
menos, cuatro años; la noticia de un fraude, de una estafa, las corrupciones
concretas de cualquier miembro de la realeza (pongamos por ejemplo), pueden
seguir siendo noticia durante una eternidad (hasta que se resuelva
judicialmente la situación, eso es: una eternidad).
Así que traigo hoy aquí unas palabras de Urkullu,
que ya no serían noticia (porque aparecieron hace dos días en la prensa) de no
ser por ese carácter de continuidad que tiene o puede tener lo que un día
parece ser nuevo. Y las traigo porque desvelan a las claras la más absoluta
proximidad del político con el ciudadano. No crea, sr. Urkullu que me cebo con
usted.
Pero, cuando un político se sale del discurso
escrito, puede decir cosas como éstas: (cito textualmente de El Correo) “[La creación del primer Gobierno vasco en
1936] es una referencia válida para lo que pueda ser un motivo de
interpretación por parte de los partidos de cuál es el grado de consenso y
responsabilidad en aras a tener un día de conmemoración, que no un día festivo
del Estatuto de Gernika”.
No lo aporto aquí como mérito personal. Sólo para
situarnos: resulta que un servidor tiene estudios universitarios y, además, en
el terreno de la sociología y la política. Pues bien, no entiendo nada, salvo,
creo, que van a quitar una fiesta (pobres trabajadores, la tendrán que buscar
en otra fecha) para crear una conmemoración. Lo dicho.
Así estaba el río (el Ebro, para más datos) esta semana
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