No he leído la LOMCE (vosotros tampoco), ni pienso
hacerlo (vosotros tampoco). Aún recuerdo la panzada que tuve que darme con
algunas de las partes de la anterior ley de “enseñanza”.
De lo que piensa y dice Wert sólo conozco lo que
dice la prensa (y, casi únicamente, los grandes titulares). Además no pienso
concederle el beneficio de la duda: en este caso me creo a pies juntillas lo
que la prensa dice. Ni interpretaciones, ni manipulaciones, ni gaitas: lo que dice
la prensa es lo que piensa Wert.
Así que ya tengo muy claro cuál es el objetivo de la
LOMCE (supongo que tendrá algún más, porque algo he oído de rebajar el
fracaso): nuestros niños van a saber (¡POR FIN!) quién fue Cristina de Aragón.
Y tirando de ese hilo es más fácil llegar a alguna de sus decisiones más
trascendentales: no se puede comprender en profundidad su figura sin contar con
la Virgen del Pilar. Y eso nos lleva a Santiago (el matamoros) y nos adelanta
la Cruzada. Ya lo tenemos todo. Listo este Wert, sin fisuras, íntegro. No como
otros, que sólo ofrecen partes y siempre interesadas.
Vamos un poquito más en serio. Llevo más de cuarenta
años (¡madre mía!, más que todo el franquismo junto) diciendo que la catequesis
(del signo que sea, aunque siempre el único problema real venía y viene de la
católica) debe estar siempre fuera de la Escuela. Ninguna duda. Un educador
católico educará en sus valores, pero eso no conlleva la enseñanza ni la
práctica en el ámbito de la Escuela.
También llevo ese tiempo (y nada me ha hecho cambiar
de pensamiento) diciendo que el “hecho religioso” se ha traducido siempre en
iglesias y sistemas religiosos. Son ellos los que tratan de controlar la
cultura y formar parte de los poderes que dominan las construcciones sociales,
las organizaciones sociales, políticas y económicas. Para bien o para mal es un
juicio que depende de los valores que cada uno defendamos.
Si alguien quiere educar sin entender, valorar y
criticar las organizaciones que pugnan por dominar la sociedad, se va a
equivocar. Si alguien piensa que puede prescindir de la religión (las
religiones) para explicar nuestro mundo (y, por tanto, el mundo del educando)
se equivoca.
Lo mismo que si no quiere saber nada de clases
sociales, de la economía, de la banca, del ejército, de la realeza, del
estado,…
En el caso de la religión católica, prescindir de
ella es una equivocación aún mucho mayor, porque nuestra cultura no se puede
entender sin Pablo (san), sin la interpretación que de los griegos harán los
escolásticos, sin Roma, sin…, ni sin Lutero, Calvino,…
¿Este va a ser el contenido de la asignatura de
religión? Entonces, adelante.
Además, tengo que confesar que empiezo a estar
preocupado de mi ignorancia. Así ocurre que pensaba yo que estaba un poco
enterado del sistema judicial de este país. Pero parece que mi conocimiento se
basaba más bien en las películas (americanas) que en la información, el estudio
y el esfuerzo. Allá, en las pelis, el fiscal siempre es un señor que trata de
demostrar que el acusado es culpable. Aquí no debe ser así, porque la fiscalía
se une al defensor para decir que el juez se ha pasado con el acusado y le ha
impuesto una pena que no debía.
Claro que esto sucede con la Infanta y con Blesa, y
a lo mejor entonces no es cosa de mi saber, sino de algo más oscuro, donde la
mayor parte de los humanos no podemos llegar. Bendito sea el conocimiento que
nos dieron las películas. Estoy preocupado de mi ignorancia, pero tonto no soy
(vosotros tampoco).
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