Martínez de Pisón nos cuenta la historia de un
ultraderechista y lo hace sin referencias ideológicas, sin condenas ni aprobaciones,
como si contara la vida de un joven cualquiera. Es la historia de alguien que
va adaptándose al medio en el que le toca vivir, buscando casi siempre la
supervivencia. Es, claro está, la historia de un derrotado.
Lo que resulta más novedoso (o distinto) es que la cuenta
siempre desde la visión de los testigos que viven con él. Son ellos los que, en
distintas etapas de su vida, van desgranado una historia que empieza en los
años 60 y acaba al final de los 70.
Son esos personajes, esos acompañantes, lo que le
permiten al autor construir el ambiente, pareciera que sin pretensiones
sociológicas, de un tiempo muy interesante en Cataluña, donde trascurre la
acción.
La novela se lee muy bien. En muchos momentos es grato
rememorar historias más o menos vividas por cada uno de nosotros (de los que
somos mayorcitos) y que, posiblemente, se han quedado ya muy lejos,
excesivamente lejos (por la velocidad del cambio), pero que están allí en
nuestras raíces, en la construcción de nuestra juventud.
Muy recomendable.
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