Después de
mucho tiempo, esta mañana de domingo el pueblo no huele a leña y la estufa de
casa está apagada. Las previsiones del tiempo todavía anuncian tormentas para
hoy y los caminos están tan embarrados que los paseos estarán llenos de
dificultades.
En la ciudad
el tiempo importa. Cuando la lluvia cae sin cesar sobre ella, dan ganas de
encerrarse en casa y esperar a mañana, a ver si escampa. Pero uno va de
compras, sale al trabajo, se acerca a un cine o a un centro comercial… el
paraguas se convierte en parte del paisaje.
Pero aquí,
quizás erróneamente, ver el sol entrar por la ventana rompe (quizás
sicológicamente) una espiral de paseo corto para tomar el aire-tareas en
casa-tele en casa-paseo corto… Comienza un nuevo tiempo. Esa es sin duda la
primavera.
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