Paris-Austerlitz es una novela corta de páginas. Parece que Rafael
Chirbes la dio por terminada en mayo de 2015, meses antes de su
fallecimiento, tras veinte años de escritura abandonada y retomada
intermitentemente.
Como
todo lo que he leído de él, impresiona por su forma, su estructura y su
demoledora conciencia de que no hay nada sagrado, ni el amor. Menos aún ese
amor romántico (y surrealista, dice en la novela) que nos han vendido como la solución
de todos los males y el horizonte de plenitud para cualquier vida humana.
Os
dejo una larga cita de la novela:
“La fraseología del amor, su retórica, su aspiración universal; pide que lo consideremos
algo nacido de lo hondo de la naturaleza y, al mismo tiempo, capaz de servir
como envoltorio del entero universo. Sin el fuego del amor, cielos vacíos,
mares muertos, naturaleza sin flores. Esa idea que yo creo que nos contagiaron
románticos y surrealistas (algo así me parece haber leído en un libro de
Breton).
[…]
El loco amor de los poetas surrealistas
y la realidad miserable de cualquier pareja, con su egoísta estrechez de miras:
tú y yo, mi vida, aquí estamos tan ricamente, y que se hunda el mundo, que a
nosotros nos da lo mismo mientras permanezcamos uno junto a otro: el amor,
sentimiento tantas veces paralizante, pesimista (contigo o muerto; contigo aunque
sea muerto; contigo hasta la muerte) y sucio. Lo discuto con Bernardo, para
quien el amor es un feliz engaño al que uno se somete de buena gana. Incluso
alientas el engaño, echas leña a la hoguera si ves que decrece, dice él, puro trampantojo,
reino de la arbitrariedad, y, desde luego, reñido con la lucidez de cualquier
análisis, te entregas o no te entregas: fuego que se enciende porque sí y se
extingue no se sabe por qué. Le respondo que no hay manera de limpiar la turbiedad
inevitable del sexo. Difícil colocarlo en algún sitio, le insisto. Violencia
entre dos cuerpos o de un cuerpo sobre otro. Contaminación.”
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