Se
han acabado las “vacaciones”, así que vuelta a la normalidad. Y para hacerlo,
nada mejor que empezar con un madrugón de lunes y una buena caladura haciendo
senderismo entre Armintza y Sopela.
¡Ay,
aquellos lunes, de vuelta al trabajo!.
Como
supongo que ya estaréis hartos de palabras sobre el próximo
gobierno-elecciones, sobre la corrupción de la familia real y de los ex-miembros
del PP, así como alguno más de otros partidos, de las “dependientas de
pescadería y la solemne estupidez de algún académico de la lengua, que no ha
aprendido a metérsela allí donde tú y yo estamos pensando, como ya está todo dicho sobre estos asuntos, y
sobre los emigrantes, las mujeres que sufren violencia de género, los próximos “EREs”,
los futbol-leaks, etc., os voy a proponer una lectura más amable y, espero que,
amena.
Fruto
de muchas conversaciones entre viejos y de algunas experiencias personales,
puedo decir que:
Si
Vd. espera pacientemente a que se caliente la leche de la taza que acaba de
meter en el frigorífico.
Si
desata el lazo del zapato del pie derecho y trata de sacarse el zapato del pie
izquierdo.
Si
quiere abrir la puerta del coche con la llave del buzón.
Si,
cuando se encuentra con él, no recuerda el nombre de ese vecino al que saluda
todos los días.
Si
no da con el nombre de la estación de metro en la que lo coge habitualmente.
Si
llama al perro de su amigo por el genérico “perro” (o “can” para parecer simpático)
porque no es capaz de emplear un término más específico para ese perro concreto.
Si
duda en el centro de la cocina sobre a dónde dirigirse para guardar la cazuela.
Si
busca la servilleta en el microondas.
Si,
por un instante, cree que la escoba ha desaparecido en algún vuelo ocupado por
una bruja porque no está en “su” sitio.
Si
todo esto no le preocupa demasiado y, más bien, le produce una sonrisa y lo
comenta casi a diario con su amiga o su amigo, ambos de la misma edad que
usted.
NO
PASA NADA: LOS VIEJOS SOMOS ASÍ DE DIVERTIDOS.
Que
la primavera os sea propicia.
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