Mientras
leía “El niño que robó el caballo de Atila”, de Iván Repila, y,
definitivamente, al acabar la novela, acudían a mi mente los ecos de dos ideas
sobre la creación artística que manejé durante muchos años, y en las que aún
creo.
Muchas
veces expliqué a mis alumnos que la buena literatura “suena bien”, que no
siempre debe estar cimentada sobre ideas fácilmente comprensibles, de esas que
uno analiza y desmenuza.
Usaba
frecuentemente mi admiración por la poesía de Dámaso Alonso. Y confesaba, sin
rubor, que, a pesar no haber podido entender nunca al completo uno solo de sus
poemas, lo leía con frecuencia porque “me sonaba bien”.
Y, a
modo de justificación, les preguntaba y me preguntaba cómo se entendía la
música de aquel cantante, de lengua inglesa o francesa, que tanto les gustaba.
Jamás me ha preocupado entender qué decían los Beatles (si es que decían algo,
que no lo se).
Ello no
quita el esfuerzo por entender lo que sí hay de comprensible. Pero, para que
sea posible hacerlo, muchas veces hay que “estar en la onda”, hay que conocer
sus antecedentes, el ambiente en que se creó, …Así, a mí no me resultó costoso
entender el Godot de Becket, el cepillo de dientes de Jorge Díaz o el “8½” de Fellini.
Sólo
los ecos de esas dos ideas me hacen respetar la novela leída. Sólo ellos me
libran (o le libra a él, tampoco lo sé) de concluir que Repila nos toma el
pelo.
“El
niño que robó…” suena bien. Por momentos, muy bien y algunos pasajes,
considerados no como parte de un conjunto, sino como un todo, resultan muy
interesantes.
Resuenan
ideas tan atractivas como la lucha por la libertad, la solidaridad, la
necesidad de que alguien muera para que otro sea libre, la necesidad de
catarsis por parte del héroe antes de dirigir la revolución, el cuidado que el
hermano mayor le debe al menor, la necesidad de la violencia, la comunión con
la tierra,… Demasiado.
Ahora
bien, ¿me habrá tomado el pelo Iván Repila? Por si consigo aclararme un poco
(que tampoco me importa mucho “a estas horas”) y, como ésta es su segunda
novela, voy a ver si leo la primera sin tardar mucho.
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