Acabo de llegar de
Otxar. Hemos estado preparando una grabación para la radio. Se trata de “leer” “La
visita de la vieja dama” de F. Dürrenmatt. Cuando la emitan, os lo comunicaré
por si queréis oírla.
“La vieja dama tiene el
dinero suficiente para comprar lo que quiera: las fábricas, los campos, las
casas, el tren, la conciencia, el tiempo, los valores morales, la libertad,…
todo.
Es capaz de crear crisis
económica y posee los mecanismos precisos para solucionarlas. A cambio pide que
los ciudadanos de una apacible y empobrecida ciudad se sumerjan en una crisis
moral de la que nunca lograrán salir. ¿O sí? Quizás un día olviden que la
solución de su crisis económica necesitó la complicidad de todos ellos en el
asesinato.
Es una obra cruel. Nadie
se salva. Es una obra clásica desde que se escribió en los 50 del siglo pasado.
Porque en ella, en las muchas lecturas distintas que de ella se pueden hacer,
siempre quedamos involucrados. Porque habla de ti y de mí.
Cuando he llegado a
Otxar he preguntado por la situación de la Escuela en la que durante tanto
tiempo trabajé (y aún sigo siendo parte de su personal). Así que he sabido
(ratificado, más bien) que la crisis se va a llevar por delante a varios de los
que fueron mis compañeros de trabajo. Estaba anunciado, pero eso no significa
que no lo sienta.
Supongo que habrá mucha
gente doliéndose de la situación: los que han tenido que tomar la decisión, los
que contemplan su impotencia ante el descalabro,… Pero, sobre todo, los que
sienten que se quedan sin trabajo, que no volverán a formar parte de un grupo
de educadores que funcionaba.
A ellos es a los que
ofrezco mi abrazo, mi apoyo y esta pequeñísima reflexión: que nadie compre
vuestra libertad, vuestro amor a los más débiles, vuestro compromiso con la
eliminación de las injusticias, vuestras ganas (hoy doloridas) de vivir vuestra
vida como educadores.
A todos os deseo un
feliz verano. Y la “sabiduría”, adquirida a base de mucho tiempo y algún
disgusto, de que hoy no se acaba la historia, ni la vuestra ni la del mundo.
Algún día podremos con todas “las viejas damas”
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