Era una conversación intrascendente,
de las que se tienen tomando una caña.
En un momento que ahora no lograría
aislar, sin que yo recuerde por qué, él se dirigió hacia mí y (poned aquí tono
de voz de “condescendencia con el abuelete”) me dijo:
- Pero si vosotros
no tenéis ningún problema. Loa mayores tenéis todo resuelto ya.
Pude repetir por enésima vez un
encogimiento de hombros, una sonrisa forzada y un silencio aquiescente (ese
bajo el cual escondo muchas veces un “será gilipollas este tontodelculo”).
Pero, no. Debía andar yo caliente, y
eso que aún era la primera caña de la tarde. Así que el discurso me salió fluido,
sin cortes, sin que nadie se atreviera a interrumpirme:
-Pues
mira, por ponerte algún ejemplo: la corrupción política; la inflación, el paro y
la precariedad del trabajo; el agudizamiento de las desigualdades sociales; el
auge de la ultra derecha; el aumento del número de pobres; el elevado riesgo de
exclusión social; el control de la economía por las grandes fortunas, las
multinacionales y los bancos; la escasez de vivienda a precios asequibles; un
sistema de educación clasista y utilitarista; la desigualdad de las mujeres, de
los inmigrantes, de los menores excluídos; la polución y el cambio climático;
la discriminación de las minorías étnicas; el encarecimiento de la electricidad
y la gasolina; la poca credibilidad de la prensa; los modelos a imitar que nos
propone la televisión; el escaso compromiso con el cambio de todo lo que
antecede; …
(Silencio)
O, ¿es que
nos habéis echado fuera de esta sociedad?
(Más silencio)
Claro que
luego tenemos problemas que parecen ser más específicos de los viejos: la
devaluación progresiva de las pensiones; pensiones “de risa”; la escasez de
residencias; unos servicios sociales pobres y poco profesionalizados; la
ayención tardía y deficiente de Osakidetza;…
Pero,
estos son problemas que los de 30, 40 ó 50 años compartís con nosotros, ¿no? O,
¿de quién tiráis para aguantar vuestras crisis y necesidades? o ¿quiénes nos
vais a aguantar cuando llegue el tiempo de hacerlo?
(Más silencio. Todo silencio)
¿O crees
que la primera vez que me pagaron la pensión de jubilación, me dieron el título
de “el tonto del pueblo”?
La tertulia en torno a la caña se
había echado a perder, así que me levanté y me fui. No sin antes haber pagado mi consumición.
Aviso para sociólogos: muy pronto, si
no ya ahora, el tramo de edad “65 años y más” no servirá para afinar en los
análisis de la realidad. No estamos para semejante reducción.
Joder, pobre víctima (el otro, por supuesto).
ResponderEliminarNo has completado el cuadro ¿Qué cara puso? ¿Qué hizo? ¿No te invitó siquiera?