Llegué a
Jean Claude Izzo y a Paco Camarasa de la mano de Txutxi (a cada cual lo suyo) y, si mi memoria no me
traiciona demasiado, en fechas cercanas entre sí, aunque ya lejanas de hoy.
Paco
Camarasa fue, entre otras muchas cosas, el librero de “Negra y Criminal”, a
cuyo blog estuve suscrito mientras duró y que, aun hoy, sigue mandándome
noticias sobre novela negra de mucho interés.
Son muchos
los autores a los que he llegado siguiendo sus consejos… aunque siempre me han
estimulado más las recomendaciones de la librera.
Paco
Camarasa acaba de publicar “Sangre en los estantes” , un más que interesante
ensayo sobre la novela negro-criminal y sus autores y autoras, que os
recomiendo encarecidamente.
En ese
ensayo, Paco dice estos: “Si tuviera que recomendar un solo libro de novela
negra (no confundir con novela policial) sería, sin duda, Total Khéops”
Y yo que
llevaba con ella varios meses en mi ebook, porque había decidido releer a Izzo,
no he necesitado más.
Total Khéops
es la primera parte (independientes las tres entre sí) de una trilogía que trascurre en
Marsella, aunque hay quien llega a afirmar que Marsella, más que su entorno
geográfico, es el verdadero protagonista. He vuelto sobre ella y la he releído con mucho placer.
No tardéis
mucho en embarcaros en el bote de Fabio Natale, el poli (el que me dio la
primera noticia del Lavagulin), en el que encontraréis páginas de increíble
ternura, muerte, corrupción, desprecio por cualquier valor humano, racismos,
fascismo, drogas, armas, amistad, ganas de cambiar el mundo, … O sea, lo mejor
de la novela negra.
Os dejo
algunas de sus perlas:
“Nos habíamos hecho hombres.
Desengañados y cínicos. Un tanto amargos también. No teníamos nada. Ni siquiera
un CAP. No teníamos futuro. Sólo la vida. Pero la vida sin futuro era todavía
menos que nada”.
“Por primera vez, preví que
comprender quizá no fuera suficiente. Comprender es una puerta que se abre,
pero no se sabe lo que hay detrás.”
“El blanqueo del dinero de la droga
ayudaba al necesario reimpulso económico. Tanto patronos como políticos lo
veían así”.
“Era siempre el final anunciado el
que se cernía sobre nosotros. Bastaba con abrir los periódicos por la página de
internacional o de sucesos. No hacían falta armas nucleares. Nos mataríamos los
unos a los otros con un salvajismo prehistórico. No éramos más que dinosaurios,
y lo peor es que lo sabíamos.”
“No confiaba ya en la justicia de mi
país”.
“Me volvía loco. Había muerte por
todos los lados. En mis manos. En mis labios. En mi boca. En mi cuerpo. En mi
mente. Era un muerto viviente.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario