“La muerte
del pequeño Shug” es una buena novela. Dura. Exquisitamente escrita. Y para
muestra un botón: El “T-bird” es un coche. Para aclarar. Y de él dice: “era tan maravilloso que la carretera mojada
se incorporó y se frotó los ojos para contemplar cómo se alejaba”.
“En el mundo de Woodrell los
violentos son la norma, no la excepción, y arrasan con toda la bondad, la
empatía y la generosidad que hay en el mundo […] Es la muerte del niño que hay en nosotros, la muerte del alma, el final de cualquier cosa que
guarde un mínimo parecido con la infancia o la inocencia” en palabras de
Dennis Lehane.
Me ha
gustado, así que seguiré leyendo a Daniel Woodrell
No hay comentarios:
Publicar un comentario