Primero
me ha saludado educadamente y me ha llamado “caballero”. Después, tuteándome
ya, me ha dicho:”¿Tendrías un minutín?”.
Así:
“minutín”. Vamos un minuto pequeño, de los que ni siquiera llegan a los 60
segundos.
Casi me pone en un aprieto porque yo no sabía si de esa medida de tiempo me quedaba
alguno o no, pero, en cuanto le he visto la carpeta, he despachado la situación
con un: “No, buenas tardes”, que no ha hecho falta ni medio minutín.
Y
es que todas las carpetas son iguales. Las ONG de este país han debido
unificarlas (lo mismo que los “uniformes” de sus cuestadores pagados –muy mal,
por cierto por lo que yo sé), De esa forma les saldrá más barato encargar un
montón de una sola vez y conseguir buenos descuentos.
No
sé de qué ONG se trataba hoy. No me ha dado tiempo a verlo (que los minutines
son muy cortos), pero la semana pasada puedo dar testimonio de que fui asaltado
(tal como suena) por tres diferentes en un lapso de tiempo no superior a un par
de horas (y me dio tiempo para hacerme una ecografía en el entretanto): AECC (Asociación
Española Contra el Cáncer), Aldeas Infantiles y ACNUR.
Posiblemente
andaban “calientes” después de los reportajes de Jordi Évole. Tanto que, sólo a
su calor, soy capaz de comprender aquella maravillosa petición de uno de ellos:
“¿tiene un minuto solidario?”. De esos tampoco tenía. Pero, su imaginación
estuvo a punto de que me lo inventara.
Las
calles de Bilbao me dan la sensación de haberse poblado de una nueva clase de
mendigos. Y están consiguiendo que, al menos yo, me inmunice contra esa sensación
que, todavía hoy a veces, me recorre cuando me acosan ideas sobre lo injusto de
este mundo, lo desigual de las situaciones que nos han tocado vivir porque sí, la
irresponsabilidad de nuestro consumo, la necesidad de soluciones ya,…
Sensaciones de exceso de comodidad, de falta de compromiso. Sensaciones con las
que posiblemente hay que vivir, con una cierta mala conciencia y a las que hay
que dar respuestas desde ángulos bien distintos a esa conformista entrega de
unos euros al mes.
Esperemos
que no consigan adormecernos del todo.
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