“La
carne” es la última novela de Rosa Montero. Me ha parecido de lectura ligera,
fácil, sin complicaciones. Aunque el tema del que trata no sea precisamente un
tema “ligero”.
La
forma de relatar resulta, por momentos, muy curiosa: por ejemplo, cuando la
autora no tiene ningún reparo en intervenir directamente en la acción, o cuando
cita otros escritos suyos,… o cuando llega a parecer que estuviera novelando la
vida de otros autores “malditos”.
No
dudaría en recomendarla a casi cualquier lector, pero me parece que en especial
la degustarán aquellos que, mirando al infinito, exterior o interior, se hayan
dicho ya algunas veces estas palabras de la protagonista: “Ah, esas otras infinitas vidas posibles que se abrían como la cola de
un pavo real en torno a nuestra existencia, todas esas modificaciones de
nuestro destino que podrían haber tenido lugar con tan solo variar un pequeño
detalle”.
O
aquellos que, variando lo que haya que variar, se hayan visto reflejados a
veces en estas otras: “Qué típico también
que ella estuviera ahí adornando su caso con referencias cultas; que intentara
envolver la historia en el papel de seda de las comparaciones literarias,
cuando la cruda realidad era que ella, una mujer mayor, estaba allí comprándole
regalos a su puto”.
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