Como estoy ejerciendo a la vez de trabajador y de jubilado, ando un poco “loco” y casi sin tiempo. Ni para dormir. Así que el blog está un poco más descuidado. Por ejemplo: lo que me hubiera gustado comentar los precios de los menús de las cafeterías de los parlamentos... y las dietas, los viajes,... y todo lo que les pagamos. ¡Sinvergüenzas!
Ahora bien, lo que viene a continuación no lo podía dejar pasar.
“Paisaje de otoño” de Leonardo Padura
Cuando termino de leer una novela negra, en la que la “trama detectivesca” marca la tensión de la lectura, y pienso en escribir en el blog una pequeña “reseña”, siempre me asaltan las dudas de qué decir sin descubrir al posible futuro lector ni un ápice de lo que va a ocurrir. Vamos, sin darle ni una sola pista de quién es el asesino.Así que he revuelto un poco en Internet y he encontrado este pequeño texto que resume muy bien y brevemente lo que yo hubiera podido escribir. Os lo trascribo:
“Mario Conde ha decidido dejar su trabajo como
investigador policial en los días que un devastador huracán recorre el Caribe
con la intención de atravesar la isla. Mientras, un exdirigente cubano,
exiliado en Miami, regresa por unos días a Cuba y su cadáver, mutilado, aparece
a la orilla del mar
La condición para que la renuncia del Conde sea
aceptada es que esclarezca el asesinato de Miguel Forcade y, en la búsqueda del
criminal, se ve envuelto en turbias historias de tráfico de influencias, de
malversación de obras de arte y de diversos niveles de corrupción. Un magnifico
cuadro de Matisse, "Paisaje de otoño" parece ser la clave que se
esconde detrás de la muerte del exiliado y tras esa pista Conde descubre
alarmantes verdades y un inesperado asesino, mientras el esperado huracán
atraviesa la Habana.
Paisaje de otoño cierra la tetralogía "Las cuatro estaciones" y es el último caso que trabajará Mario Conde como investigador policial. Ganadora del premio Hammet de 1998 a la mejor novela policial de lengua española, también mereció en Francia el premio de las Islas y en Cuba el premio Nacional de la Crítica.”
Paisaje de otoño cierra la tetralogía "Las cuatro estaciones" y es el último caso que trabajará Mario Conde como investigador policial. Ganadora del premio Hammet de 1998 a la mejor novela policial de lengua española, también mereció en Francia el premio de las Islas y en Cuba el premio Nacional de la Crítica.”
Y, dicho esto, ahora viene lo importante. Padura sigue
gustándome un montón. En la novela está
la investigación del crimen y la denuncia de la sociedad en que se comete. Pero
también está una naturaleza animada, con vida propia, desde el ciclón que va a
limpiar la isla hasta los árboles capaces de sentir a quien los cuida y ama, lo
cotidiano y lo festivo, las ilusiones y la melancolía, y el miedo, y la guerra,
y la injusticia del mundo, y la desilusión, y la amistad, y la búsqueda de lo que
uno es y lo que quiere ser, la renuncia, el amor, el sexo y el miedo (otra
vez), la religión, las relaciones con la madre porque el padre casi nunca
existe (aunque sí el abuelo), y, y, y…
Vamos que deberíais
leerla.
“— Me gusta eso de
que alguno de nosotros mande todo a la mierda y se decida a esperar que venga
lo que quiera venir.
—Un ciclón —susurró
el Conde, después de un trago, pero su amigo continuó, como si no lo hubiera
oído.
— Porque tú sabes que
somos una generación de mandados y ése es nuestro pecado y nuestro delito.
Primero nos mandaron los padres, para que fuéramos buenos estudiantes y buenas
personas. Después nos mandaron en la escuela, también para que fuéramos muy
buenos, y nos mandaron a trabajar después, porque ya todos éramos buenos y
podían mandarnos a trabajar donde quisieran mandarnos a trabajar. Pero a nadie
se le ocurrió nunca preguntarnos qué queríamos hacer: nos mandaron a estudiar
en la escuela que nos tocaba estudiar, a hacer la carrera que teníamos que
hacer, a trabajaren el trabajo en que teníamos que trabajar y siguieron
mandándonos, sin preguntarnos ni una cabrona vez en la repuñetera vida si eso
era lo que queríamos hacer... Para nosotros ya todo está previsto, ¿no? Desde
el círculo infantil hasta la tumba del cementerio que nos va a tocar, todo lo
escogieron, sin preguntarnos nunca ni de qué mal nos queríamos morir. Por eso
somos la mierda que somos, que ya no tenemos ni sueños y si acaso servimos para
hacer lo que nos mandan.”
“Pero en los últimos
tiempos algo había ocurrido en el cerebro de Andrés. Aquel hombre a quien
admiraron primero cuando había sido el mejor jugador de pelota del Pre, aupado
por losa plausos de sus compañeros, con el mérito viril de haber perdido la
virginidad con una mujer tan hermosa y tan loca y tan envolvente que todos
hubieran deseado perder con ella hasta la vida, aquel mismo Andrés que luego
sería el médico eficiente al cual todos acudían, el único que había logrado un
matrimonio envidiable, con dos hijos incluidos, y había recibido el privilegio
de tener casa propia y auto particular, se estaba revelando como un ser lleno
de frustraciones y rencores, capaces de amargarlo y de envenenar el ambiente
que lo rodeaba. Porque Andrés no era feliz, ni se sentía satisfecho con su vida
y se encargaba de que todos sus amigos lo supieran: algo en sus proyectos más
íntimos había fallado y su camino vital —como el de todos ellos—, se había
torcido por rumbos indeseables aunque ya trazados, sin el consentimiento de su
individualidad.”
“— Si puede volver a
ser sincero conmigo, respóndame otra pregunta: ¿no le parece realmente
bochornoso tener en esa pared de esta casa un cuadro millonario, comprado con
su cargo, mientras allá abajo hay gentes que se pasan la semana comiendo arroz
y frijoles después de trabajar ocho o diez horas y a veces no tienen ni una
pared para colgar un almanaque?
Gerardo Gómez de la Peña volvió a alisar la
triste cobertura de su calva vergonzante y miró rectamente a los ojos del
teniente investigador:
— ¿Por qué debía
abochornarme, precisamente yo, que soy un viejo retirado al que le gusta mirar
ese cuadro? Por lo que veo, teniente, usted no conoce muy bien este barrio,
donde en casas tan confortables como ésta hay otros cuadros tan bellos como ése
y adquiridos por caminos más o menos similares y donde se acumulan además
esculturas de marfil y de maderas preciosas africanas, donde están de moda los
muebles nicaragüenses, donde a las sirvientas se les llama«compañeras» y se
crían perros de razas exóticas que comen mejor que el sesenta por ciento de la
población mundial y que el ochenta y cinco de la nacional... No, claro que no
me abochorno. Porque la vida es como dijo el viejo congo: al que le tocó, le
tocó... Y al que no le tocó, lástima, pero ése se jodió, ¿no?”
Diálogo “maravilloso”
entre el exteniente, recién jubilado, y el Conde:
“— Mi mujer quiere
que hoy arregle el jardín, ¿qué tú crees?
— Que estás loco si
lo haces... Por ahí se empieza: después va a querer que pintes la casa, que
limpies la cisterna y hasta que bañes al perro feo ese que tienen ustedes.
Entonces vas a estar jodido para siempre, porque te va a dar una jaba con la
libreta de la comida y te voy a ver en la cola de la bodega, cogiendo el pan
todos los días y averiguando en la carnicería si vino el pollo o el pescado. Y
ya no vas a tener salvación: vas a ser lo que mundialmente se conoce como un
viejo de mierda.”
La gran
verdad:
“Miguel sabía que
contra su ascenso estaba el tiempo: ya tenía casi cincuenta años y, como él
decía, todavía no conocía a una persona que trabajando honradamente hubiera
llegado a hacerse rica...”
Y, para acabar:
“Desde que se había aficionado a la lectura y
sintió aquella envidia corrosiva hacia las personas capaces de imaginar y
contar historias, el Conde aprendió a respetar la literatura como una de las
cosas más hermosas que podía engendrarla vida.”
Hola. Necesito ayuda verificar la veracidad de la existencia del Cuadro Paisaje de Otoño,de Henri Matisse,pues he buscado en internet entre la obra del pintor,y no logro encontrarla.
ResponderEliminarYa somos dos, también me gustaría saber si el cuadro existe, o si hace referencia a alguno en particular.
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