Ayer, que hacía menos calor que hoy, escribí dos
comentarios a las noticias del periódico. Si dejo los comentarios para mañana
se habrán hecho viejos. Así que ahí van:
Es sencillo y
fácil saber en qué país vivimos. Lo que ocurre es que no prestamos demasiada
atención a los ejemplos. Otra cosa es si nos gusta o no. Que para gustos se han
hecho los colores.
El Athletic
tenía una deuda (¿desde cuándo?) de 7 millones de euros con la Hacienda
bizkaina (así, con B y con k, sin acento, aunque Word me lo subraye en rojo).
No hace mucho a mí me llegó una notificación de un próximo embargo de esa misma
Hacienda porque decía (Ella) que le debía mil euros (y menos mal que se
equivocaba).
(Algún día
tendré que contar esta batallita de buen trato al contribuyente. Pero no ahora)
La moraleja
está tirada, la puede sacar cualquiera: si debes mucho, mucho dinero de
impuestos, la Hacienda, que recoge los tributos de “casi todos” los ciudadanos,
te ayudará a construirte un nuevo campo para que ganes más y puedas deber más) porque
seguirá siendo improbable que pagues).
La elaboración de una ley que reforme el Sistema
Educativo cuenta con tres grandes hándicaps:
. La van a
elaborar como un instrumento político partidista. Toda ley es política, toda
educación es política, de un signo u otro. Pero, ¿es imposible una ley anterior
a los partidismos?
. Los que la
elaboren van a tener que decidir claramente, desde el principio, para que sea
operativa, la relación de fuerzas entre la enseñanza y la educación: ¿educar,
mientras enseñamos? o ¿enseñar, mientras educamos? . Y, además, establecer esa
relación en el período de vida que va desde los 2 a los 16 años de edad.
Y no se van a
pringar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario