Tarde lluviosa para ir enfriando el verano y calentando motores. Esto es lo último que he leído:
Diez mujeres, de Marcela Serrano
Podría muy bien
tratarse de un libro de relatos cortos. Al fin y al cabo se trata de diez
narraciones en primera persona (salvo la última) realizada por mujeres que no
tienen en común ningún momento de su historia, ningún paisaje, ningún
personaje.
Sólo las une el
hecho de que todas ellas acuden a terapia con la misma terapeuta.
El hecho de que
ella las ha citado para reunirse en un fin de semana es el artificio literario
que sirve para encadenar los relatos.
Pero todas ellas,
diferentes en edad, clase social, nivel de estudios u orientación sexual,
tienen algo que las identifica en profundidad: deben intentar reconstruirse.
Cada una de ellas necesita reconocerse personalmente, aceptarse, restablecer
sus relaciones y sentirse conforme consigo misma.
Cada uno de los
relatos, supongo, podrá ser descalificado (o calificado de simplista y
maniqueo) por quienes entienden de esto último. Cada uno de los relato, digo
yo, daría tanto como para una novela como para un sesudo tratado de siquiatría.
El conjunto, para
mí, lego en la materia, resulta muy interesante. Está muy bien escrito (aunque
abunden los americanismos que dificultan a veces la comprensión), se sigue con
atención y su lectura es, muchas veces, merecedora de una reflexión sosegada
porque todos, sigo suponiendo, tenemos algo de cada una de las mujeres que van
desgranando sus historias.
Es una novela
dura, para adultos. Si ya lo sois, os la aconsejo. “al final todas, de un
modo u otro, tenemos la misma historia que contar”.
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