“El largo adiós”, de Raymond Chandler, es una
de las obras clásicas de la novela negra. Escrita en 1953, representa el momento
más álgido de uno de los detectives más famosos de la literatura universal:
Philip Marlowe
Él mismo se define asi: “Soy un investigador
privado con licencia y llevo algún tiempo en este trabajo. Tengo algo de lobo
solitario, no estoy casado, ya no soy un jovencito y carezco de dinero. He
estado en la cárcel más de una vez y no me ocupo de casos de divorcio. Me
gustan el whisky y las mujeres, el ajedrez y algunas cosas más. Los policías no
me aprecian demasiado, pero hay un par con los que me llevo bien. Soy de
California, nacido en Santa Rosa, padres muertos, ni hermanos ni hermanas y
cuando acaben conmigo en un callejón oscuro, si es que sucede, como le puede
ocurrir a cualquiera en mi oficio, y a otras muchas personas en cualquier
oficio, o en ninguno, en los días que corren, nadie tendrá la sensación de que
a su vida le falta de pronto el suelo.”
Así que poco más que añadir por mi parte.
Quizás que, en una novela centrada en la amistad, quedan en entredicho los ricos, los periodistas, los dentistas, los médicos, la policía, la ley, los ciudadanos americanos, los negocios, los… Y todo escrito con una gran mordacidad y con mucho humor. Sarcasmo no le falta a la novela. Si no, leed estas citas:
“No se puede
esperar calidad de la gente cuya vida está sujeta a una falta de calidad. No se
puede tener calidad con una producción en masa. No se quiere la calidad porque
dura demasiado. De modo que se la sustituye por la moda, que no es más que una
estafa comercial destinada a hacer que las cosas caigan en desuso.
Tenemos las
cocinas más blancas y los baños más relucientes del mundo. Pero en su
encantadora cocina blanca, el ama de casa media americana no es capaz de
preparar una comida que valga la pena, y los hermosos cuartos de baño
relucientes no son más que un receptáculo de desodorantes, laxantes, pastillas
para dormir y productos de esa mistificación secreta que se conoce con el
nombre de industria de los cosméticos”
“Uno en su país
puede desempeñar toda la vida un importante cargo público sin otros méritos que
tener la nariz limpia, una cara fotogénica y la boca carrada.”
“Los americanos
comen cualquier cosa si está tostada y unida por un par de palillos y tiene
lechuga saliendo por los costados, preferiblemente un poco marchita”.
“El delito no es
una enfermedad, sino un síntoma. La policía es como el médico que receta
aspirina para un tumor de cerebro, con la diferencia de que la policía cura más
bien con una cachiporra.”.
Montar el puzzle de esta buena novela es un
ejercicio gratificante. Os lo aseguro.
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