martes, 27 de septiembre de 2016

38%. 11

Casi un 38% de abstención. 11 parlamentarios para Podemos. 11. Sólo 11. 7 menos que Bildu. 18 menos que el PNV.
“Buenos resultados” –han dicho (los 11). ¡Qué vergüenza! ¡Qué POCA vergüenza! (las mayúsculas en Internet son un insulto, ¿no?).
Me da una pereza enorme hacer el menor análisis de semejante desbarajuste ya anunciado. Tanta que son más de las diez de la noche cuando esto escribo. Tanta que lo he ido dejando para más tarde,… para después de recoger una avellanas, o unas manzanas o unas moras, para después de un par de trabajillos intrascendentes en la huerta, para después de un agradable paseo vespertino, para después de…
Decía hoy el Correo en grandes titulares: “El cansancio deja en casa 647.000 votos”. ¿El cansancio? Yo no estaba cansado el domingo, pero no pude encontrar ningún motivo que me hiciera salir de mi más cómoda estancia en el pueblo. No había cansancio. Había desesperanza, la más absoluta desesperanza.
Los de siempre siguen siendo los mismos de siempre, como siempre, aunque alguno de ellos parece tener un siempre al que le queda muy poco recorrido, muy poco tiempo, antes de convertirse en  un grupo de amiguetes que discuten en una Fundación o en un txoko, que se autojalean sin que nadie les tome muy en cuenta; un grupo que cada vez más tendrá que echar la mirada atrás para contarnos lo mucho que nuestra historia les debe.
A ellos no les iba a votar.
Y luego estaban los nuevos, los autoproclamados “diferentes”. De ellos ha hablado mi blog dos o tres veces durante el último mes. Los nuevos que llegaban a la salida de la carrera como si se tratara de los de siempre, dejando la misma impresión, esa sospecha de “¿con estos dónde vamos?”, acabando con las esperanzas que no hace más de un año o dos sembraban en el personal.
Sin clase, porque no son ni de derechas ni de izquierdas, tonteando con lo vasco, porque no lo son pero sí, con bonitas palabras , bellas composiciones sin contenido comprometedor, sin medidas firmes y más o menos inmediatas,… me hacían pensar unos pocos días antes del domingo que no tardaremos en verles justificar la necesidad de quedarse con su sueldo íntegro (irán disminuyendo sus “donaciones”) por lo de siempre: independencia, no tener que vivir con otras preocupaciones que les alejen de su única preocupación por el resto de los ciudadanos, por la responsabilidad de su trabajo, por sus merecimientos,…
Pero no serán casta. No. Al tiempo.
Así que a éstos tampoco les iba a votar.
¿Cansancio?  La abstención ha crecido entre 2005 y hoy de un 32 a casi un 38%. 647.000 nos quedamos en casa. El PNV ha tenido casi 398.000 votos. 250.000 menos. ¿Cansancio?
11 parlamentarios. ¿Buenos resultados? ¿También han dejado de ser inteligentes? ¿O nos tratan como a tontos ignorantes?  Eso sí: de ninguna manera van a pactar con el PNV, se van a convertir en oposición pura y dura. Como si su magnitud inquietara algo a los partidos que sí van a tener algo que decir en esta legislatura. Iros a casa. Dejad el puesto a algún parado que lo necesite y, cuando hayáis madurado, volved a las plazas y a las calles. A ver si conseguimos que renazca la esperanza. A ver si brota una nueva primavera vasca y española, española y vasca. Que las dos nos tocarán a todos.




Menos mal que este fin de semana sí ha habido una noticia que festejar: desde aquí saludo los inicios de paz en Colombia. Espero que algunos de los que estaban presentes en aquel acto de firma entre el Estado y las FARC no puedan matarla.

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