Casi un 38%
de abstención. 11 parlamentarios para Podemos. 11. Sólo 11. 7 menos que Bildu.
18 menos que el PNV.
“Buenos
resultados” –han dicho (los 11). ¡Qué vergüenza! ¡Qué POCA vergüenza! (las
mayúsculas en Internet son un insulto, ¿no?).
Me da una
pereza enorme hacer el menor análisis de semejante desbarajuste ya anunciado.
Tanta que son más de las diez de la noche cuando esto escribo. Tanta que lo he
ido dejando para más tarde,… para después de recoger una avellanas, o unas
manzanas o unas moras, para después de un par de trabajillos intrascendentes en
la huerta, para después de un agradable paseo vespertino, para después de…
Decía hoy el
Correo en grandes titulares: “El
cansancio deja en casa 647.000 votos”. ¿El cansancio? Yo no estaba cansado
el domingo, pero no pude encontrar ningún motivo que me hiciera salir de mi más
cómoda estancia en el pueblo. No había cansancio. Había desesperanza, la más absoluta
desesperanza.
Los de
siempre siguen siendo los mismos de siempre, como siempre, aunque alguno de
ellos parece tener un siempre al que le queda muy poco recorrido, muy poco
tiempo, antes de convertirse en un grupo
de amiguetes que discuten en una Fundación o en un txoko, que se autojalean sin
que nadie les tome muy en cuenta; un grupo que cada vez más tendrá que echar la
mirada atrás para contarnos lo mucho que nuestra historia les debe.
A ellos no
les iba a votar.
Y luego
estaban los nuevos, los autoproclamados “diferentes”. De ellos ha hablado mi
blog dos o tres veces durante el último mes. Los nuevos que llegaban a la
salida de la carrera como si se tratara de los de siempre, dejando la misma
impresión, esa sospecha de “¿con estos dónde vamos?”, acabando con las
esperanzas que no hace más de un año o dos sembraban en el personal.
Sin clase,
porque no son ni de derechas ni de izquierdas, tonteando con lo vasco, porque
no lo son pero sí, con bonitas palabras , bellas composiciones sin contenido
comprometedor, sin medidas firmes y más o menos inmediatas,… me hacían pensar
unos pocos días antes del domingo que no tardaremos en verles justificar la
necesidad de quedarse con su sueldo íntegro (irán disminuyendo sus “donaciones”)
por lo de siempre: independencia, no tener que vivir con otras preocupaciones
que les alejen de su única preocupación por el resto de los ciudadanos, por la
responsabilidad de su trabajo, por sus merecimientos,…
Pero no
serán casta. No. Al tiempo.
Así que a
éstos tampoco les iba a votar.
¿Cansancio? La abstención ha crecido entre 2005 y hoy de
un 32 a casi un 38%. 647.000 nos quedamos en casa. El PNV ha tenido casi
398.000 votos. 250.000 menos. ¿Cansancio?
11
parlamentarios. ¿Buenos resultados? ¿También han dejado de ser inteligentes? ¿O
nos tratan como a tontos ignorantes? Eso
sí: de ninguna manera van a pactar con el PNV, se van a convertir en oposición
pura y dura. Como si su magnitud inquietara algo a los partidos que sí van a tener
algo que decir en esta legislatura. Iros a casa. Dejad el puesto a algún parado
que lo necesite y, cuando hayáis madurado, volved a las plazas y a las calles.
A ver si conseguimos que renazca la esperanza. A ver si brota una nueva
primavera vasca y española, española y vasca. Que las dos nos tocarán a todos.
Menos mal
que este fin de semana sí ha habido una noticia que festejar: desde aquí saludo
los inicios de paz en Colombia. Espero que algunos de los que estaban presentes
en aquel acto de firma entre el Estado y las FARC no puedan matarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario