Primeros
años de los setenta. Madrid. Una célula clandestina (por supuesto) de un
partido más a la izquierda que el Partido Comunista (revisionista, ya), más
radical, más revolucionario.
Rafael
Chirbes escribe “La larga marcha”, novela en la que va a desentrañar buena
parte de lo anterior, sin teorías, sin explicaciones racionales estructuradas
en torno a un eje de pensamiento. No. Sólo con el relato, con la narración.
Y lo hace de
forma enormemente atractiva. Creo estar seguro si afirmo que a lo largo de todo
este año no hay ninguna novela que me haya durado menos tiempo, que la haya
leído con mayor rapidez. A pesar de que tiene más de 300 páginas y,
normalmente, deshecho todas aquellas que llegan a esa cantidad.
No es “En la
orilla” ni “Crematorio”, pero es una buena novela, que se lee de tirón (como ya
he dicho) que cuenta con una gran lucidez a la hora de describir tipos y
personajes, que no aburre nunca, que “ilustra” sobre lo que fue la posguerra
española y que merece la pena.
Está, como
las anteriormente citadas (aunque escritas más tarde), llena de pesimismo, de
falta de horizontes, de desánimos,… Como la vida misma (?).
Forma parte de una trilogía. A ver si encuentro la siguiente ("La caída de Madrid") que me está costando muchas vueltas por la red.
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