Revolviendo
por la Red, después de leerla, encontré esto: “También es un libro
que se debe recibir sin presiones, Cuando llegue el momento adecuado, se
disfruta. Y, en caso contrario, siempre existirá la libertad de odiarlo” (En el blog “Al Actualidad
Literatura)
Ahora puedo afirmar que la disciplina, esta vez, me condujo a
buen puerto, que ha merecido la pena y que es una gran novela.
Posiblemente por el estilo, por las formas más que por su “contenido”.
Esa mezcla de acciones y pensamientos, esos flashbacks, esos
cambios de perspectiva-narrador que , sin romper la continuidad del relato, le
permite dar la voz a un narrador omnisciente en tercera persona o a un narrador
en primera en monólogo interior, enriqueciendo los puntos de vista de una misma
acción, esas metáforas, …
“La señora
Dalloway”, de Virginia Woolf narra un día en la vida de Clarissa Dalloway: cómo
ella prepara y celebra una fiesta. Nada más.
Estamos en
Londres, un día agradable del mes de Junio de principios del siglo XXI, poco
después de acabar la Primera Gran Guerra. Y, en palabras del narrador, “para conocer a Clarissa,
o para conocer a cualquiera, uno debía buscar a la gente que lo completaba;
incluso los lugares.".
No pasa nada, pero en ese no pasar nada, aparecerá la locura
y la crueldad de la guerra, la banalidad de una clase social más pendiente de
sus fiestas que de otra cosa, la poca importancia de la política de salón, los
tipos de mujer que ya entonces se adivinan o que pueblan ese universo, la
falsedad hipócrita de la aristocracia, las distancias sociales, la presencia de
la extranjera, el amor no correspondido o no vivido hasta el final, la muerte.
Y algunas otras cosas más.
Podéis descubrirlas. Merece la pena.
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