Me enseñaron de niño que el otoño empezaba el 21 de septiembre. Así que en paz con mi infancia y en guerra con los sabios actuales, hoy –por decisión propia- empieza mi otoño. Además, esta semana he recibido mi primera pensión, así que empieza el otoño de mi otoño. Y lo hace marcando distancias con mi blog anterior. Los que aún educan en Otxarkoaga habrán aprovechado el día de hoy para seguir con su labor. Yo he leído el periódico en la playa y luego me he dado un baño en el mar. Estaba un poco fría, pero lo importante es que estaba.
Es la forma de marcar distancias entre ambos blogs. A todos los que leéis esto, si no os ha llegado todavía os llegará. La playa, el mar, en muy buena compañía es uno de los mejores reclamos para llegar hasta aquí, uno de los mejores “me lo he currado antes”, una de esas esperanzas que se pueden mantener, aunque los tiempos estén muy feos y las otras “esperanzas” (las Aguirre) os hagan un poco más duro el camino.
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