Leer a Txani Rodríguez venía siendo algo así como obligado. Por la localización geográfica de su lugar de escritura, porque leo, a menudo, sus columnas en la prensa y por su premio literario en Euskadi.
Así que me he embarcado en su “Los últimos
románticos”.
Me parece importante comenzar señalando que me ha
parecido una novela irregular, una novela que aúna partes escritas con una
prosa más que bonita y partes muy vulgares.
Tratándose de una novela sobre los últimos románticos
no podía dejar de ser una historia extraña, rara, por su excepcionalidad,
porque cuenta sobre algo que según el título ya casi no existe.
¿Es una denuncia crítica de la sociedad? Hay en su
novela más de un detalle que hacia ello apunta: los malos tratos infligidos a
las mujeres, el profundo desarraigo de los trabajadores que asisten al cierre
de sus empresas, el mal estado de los elementos comunitarios de la ciudad,…
Pero, en medio de todo ello, haciendo honor al
título, el romanticismo amoroso (victorioso) de una mujer y de un hombre (o,
quizás, una voz).
Y en medio de todo ello asuntos tan interesantes
como el fuego revolucionario y purificador; el viaje, desnuda de equipaje (que
diría Machado); la soledad; la noche;…
No es ni una lectura ni una novela desaprovechada.
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