Este
fin de semana he visto Spotlight, de Thomas McCarthy, 2 Premios Oscar este
mismo año: mejor película y mejor guión original (lo que para mí no suele ser
una muy buena recomendación).
Muy
buena interpretación, ritmo que no deja decaer la atención a lo largo de sus
más de dos horas de duración, bonita fotografía, aunque los exteriores sean
escasos, … Podría seguir enumerando algunos aciertos técnicos más.
Pero,
lo que de verdad impresiona es el asunto que trata. Narra la investigación que
un equipo de periodistas de un diario pequeño de Boston hace de los abusos
sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos en la Iglesia Católica de
Boston.
El
asunto es conocido, pero ir siguiendo a lo largo de esas dos horas el desarrollo
de la mancha del abuso, que empieza con un “curita”, y termina salpicando a un
número considerable de sujetos, hasta involucrar a un 6% del clero de la ciudad…
eso impresiona.
La
película no se queda (afortunadamente) en la narración de unos hechos aislados.
La denuncia va, más bien, por el camino de la Iglesia Oficial, representada en
este caso por el Arzobispo y por la consideración de que este ataque, este
abuso ejercido sobre niños, es algo sistémico en la Iglesia, es decir,
pertenece al propio sistema, a la propia esencia de la Institución. Que, por
otra parte, controla, domina y sojuzga a una buena parte de la sociedad.

Vedla,
en cuanto podáis.
También
este fin de semana he acabado de leer "Rosy & John" de Pierre Lemaitre : una
novelita corta, quizás excesivamente corta, pero de gran calado argumental y de
un desarrollo inteligente, directo, rápido, que te deja sin resuello hasta acabarla.
A
este paso, si no lo ha hecho ya, Camille Verhoeven entrará en el Parnaso de los
detectives
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