Quiero
dejar este blog, pero no lo consigo. Me tiene atado. Más de un mes sin
escribir, tres novelas sin reseñar,… Ahí voy.
La vida es una novela,
de Guillaume Musso
O,
quizás, una novela es una vida. Musso ha escrito una especie de “juguete
literario”, a modo de puzle, amparándose en aquel viejo dilema de si el autor
puede o no inmiscuirse en el relato que está escribiendo hasta convertirse en
un personaje más, pasando así de ser el dios que puede manejar a sus personajes
como quiere a uno más de los participantes en la historia, que ya no es suya.
Podríamos
decir, también, que, por el contrario, está presente el planteamiento de si un
personaje puede o no salirse del propio relato para empezar a vivir su vida allí
donde la vive el autor.
Y todo
eso lo hace de manera bella, con una escritura muy bonita que se apoya en
frecuentes citas literarias de muchos otros autores. Musso, da la sensación, o
posee una estimadísima base de datos o una memoria prodigiosa, además de un bagaje
lector más que poderoso.
El lunes nos querrán, de
Najat El Hachmi
“Esta
es la historia de nuestros intentos fracasados de ser libres adaptándonos al
entorno y de la huida definitiva cuando fuimos conscientes de la imposibilidad
de conciliarlo todo. Y el relato del vértigo que nos provocó la auténtica
emancipación. También el de la soledad más absoluta y el desarraigo más
descarnado” - dice la protagonista en sus primeras páginas.
Sin
aspavientos, sin medias palabras, sin justificaciones, sin caer en la tentación
de echar la culpa a los otros. ¿Quiénes somos los otros?
Escrito
en primera persona, con una narradora plenamente comprometida con su propio
relato, en diálogo con la persona más cercana a ella misma. No sé si estamos
ante una gran novela o ante una mala novela, llena de tópicos llevados al
extremo y muy bien escritos. Lo he dudado en algunas partes del relato, pero
estoy muy seguro de que es una novela muy interesante, una novela que plantea
temas importantes desde perspectivas que, a veces, no nos gustan demasiado.
¿Sueñan los androides
con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick
Yo
había leído esta novela allá por los años 80 (calculo). Tenía un muy buen
recuerdo del gusto que me había dejado. Luego vino la película: Blade Runner. Y
unos años después he vuelto al texto más con el recuerdo de lo que vi que de lo
que leí.
Eso ha
condicionado, de entrada su relectura, introduciendo de principio un cierto
pesimismo sobre su calidad.
Y es
que su “belleza” literaria se reduce a un estilo frío, sin florituras, a un
relato sin matices casi, sin complejidades expresadas como tales.
Luego
se va imponiendo como el estilo más apropiado para exponer un mundo en el que
hay pocos matices, poca belleza que reflejar y dejando siempre presente en los
momentos centrales de la novela su gran pregunta, la pregunta más compleja de
toda: ¿cuál es la esencia del ser humano?: ¿en qué consiste la vida humana?;
¿en qué se distinguen un humano y un androide, una persona y una máquina?;
¿dónde están los límites?
Y es que
esa es la gran pregunta de la ciencia ficción. En forma de distopía, de
thriller, de escritura fantasiosa, o como quiera que el autor la haya escrito,
no hay otra pregunta de más calado.
Es
cierto que a la pregunta le rodean afirmaciones importantes: los hombres nos
dividimos en clases; las mujeres no están consideradas como ciudadanas de
primero orden; la empatía no es algo común entre nosotros; nos hemos cargado la
Tierra; todos buscamos la libertad;…
Todo
eso está en la novela. Y más. A partir de un comienzo que suele ser muy común:
“Nadie recordaba hoy por qué había
estallado la guerra [la Guerra Mundial Terminal] ni quién –si alguien- había
ganado.”.