Me ocurre, y estoy seguro de no tener ninguna exclusividad,
que a lo largo del curso (como si aún hubiera cursos) voy dejando pasar novelas
de esas ante las que dices: “qué curioso, debería leerla”. Pero las vas dejando
para “luego”, para cuando haya terminado ésta que estoy leyendo y esa otra que
está la primera del montón”.
Y mañana, decía la canción, es nunca.
Pero este verano no va a ser así. Este verano voy a meterme
con unas cuantas de esas “curiosidades” (y si sigue lloviendo con más de
cuatro).
Entre las curiosidades almacenadas están varias novelas
“negras” que trascurren en Bilbao o sus alrededores. Cada vez hay más. Escritas
por gente “de aquí”. Ojo al dato: cuando
en el “exterior” me preguntan de dónde soy, la respuesta es: “de Bilbao”. Cuando
me lo preguntan en el “interior” yo soy de Sestao. Pues no faltaba más.
Mientras hacía la lista, se aupó a primer término la novela
de Lola, esa mujer de la que ya he hablado en otra entrada anterior, con la que
compartí algún momento de taller de escritura y algunos relatos que nos
intercambiábamos.

El juego narrativo de completar la historia a base de que la
cuenten, sin repetirse más allá de lo necesario para situarnos, sus diferentes
protagonistas me ha parecido un ejercicio literario muy interesante.
Lo mismo que la adjetivación, la presencia de comparaciones y
metáforas (aunque alguna de ellas excesivamente trivial), el amor que “la
narradora” destila por algunos de sus protagonistas (sin ocultarse en esa
siempre falsa pretensión de neutralidad imparcial), ciertas presencias de
secundarios muy bien aprovechada para dar matices a la historia central,…
La historia de Paulina y Pilar, sin ningún tipo de concesión
sentimental a los buenos deseos del lector, me ha resultado fluida, me ha interesado
y me ha dejado muy buen sabor de boca.
Si hay que ponerle un pero (no sé por qué habría que hacerlo)
quizás es una historia demasiado “redonda”, en la que todo se llega a
comprender y, como un puzle bien construido, no deja ni agujeros ni rebordes
que se escapen del rectángulo final.
Supongo que ésta no será más que la primera de las novelas de
Lola publicadas. Lo espero con cariño.
Javier Sagastiberri es de procedencia guipuzcoana, pero está
afincado en Bilbao. Su primera novela (ya ha escrito por lo menos otras dos)
llevaba por título “El asesino de reinas”.
Veamos: el Athletic, Bilbao y sus alrededores, dos ertzainas
giputxis, crímenes, un poco de morbo, poca literatura, el Athletic, psicología
de andar por casa, personajes lineales, mucho internet, el Athletic.
Mucha filosofía barata y muy poca enjundia en una novela que
nunca recomendaré.